sábado, 14 de abril de 2012

El viaje decisivo


Hoy me hice mucho daño.
Me sentí mal.
Me sentí sola.
No dejaba de llorar.

Agarré una libretita y escribí cosas horribles. Lo grité todo.
Me hablé muy feo.
Me traté muy mal, como no trataría a nadie nunca.
Me repudié.
Me desprecié.
Me hice mucho daño. Hoy hice eso.

Me, me, me, me... Todo yo a mí misma. Debo dejar de prestarme tanta atención.



Así que quiero emprender un viaje.
Será un viaje conmigo misma.
Entre paraje y paraje de la vida, aprenderé a respetarme. Y a quererme.
Como soy, como vine, porque por algo vine. Algo debe ser.

Hoy inicia el viaje decisivo. Porque así no se puede vivir.

jueves, 8 de marzo de 2012

He recordado

Lo mucho que me gusta escribir.

Estoy dentro

Estoy dentro de esa ceja levantada.

Juro que me siento parte de tu rostro. Siento el impulso moviéndose para descuadrar la simetría de tus facciones. No lo controlas, no me controlas.

En un reflejo, te levanto, se levanta tu ceja. Mi ceja. Nuestra ceja.

Estoy dentro de ti.

¿Me besas?

jueves, 23 de febrero de 2012

Mi ideal



Mejor cierro los ojos, hoy quiero sentirte.

¿Me quitas la ropa? Desvísteme. Las pieles desnudas, porque de otro modo no se podría. No podrían juntarse.

Si deslizo las yemas de mis dedos en ti

cerquísima pero s i n t o c a r t e .

Es que hoy sólo quiero que juntemos los electrones de nuestros átomos. Déjalos que conversen, como dos imanes que se acercan por el mismo polo. ¿Sientes la fuerza? No es más que un campo magnético. Se reconocen, hablan el mismo idioma. Son opuestos, pero están hechos exactamente de lo mismo. Debes acercarlos lo suficiente para que se repelan.

No me toques. Y la verdad es que nunca lo haces.

Hoy vamos a relajar los poros, como con un baño de vapor intenso. Así dejar que fluya la esencia a través del éter.

{Hoy supongamos que existe el éter}

Hoy vamos a recordar que no somos más que espacio vacío.


Mírame: soy la ilusión óptica de mi cuerpo junto al tuyo. Simple. Dos efectos visuales, dos conceptos. Dos sacos de pura esencia. Como cuando colocas el Mandala en la figura del equilibrio, así estamos.

o - o - o

Lo importante es que yo sepa que eres tú, que estás ahí. Aquí. En mí. Tú. Yo.

Y es que nadie sabe hasta qué punto puede uno acercarse.

Esto es serio: sospecho que tendremos que dejar de lado el cuerpo. Como Powder: energía pura.

Are you ready?



Comunicación


Los humanos no siempre nos hemos comunicado de la misma manera.

Al principio fueron gestos y señas. Gritos y sonidos guturales.

De una forma u otra, apareció el conocimiento: ese monolito negro en lo que fue el amanecer del hombre según Kubrick.

Luego la palabra escrita. Los conceptos. De ahí la diferenciación con el resto de animales. Y claro, la domesticación. Así también la especialización. Los libros. El ocultismo. La Iglesia. La música. Las lenguas.

Ayer y hoy las guerras. Las muertes. Los atentados. Tanta locura gringa. Industrias y engaños masivos. Drogas y poemas.


Me pregunto si hoy por hoy el proceso de la comunicación sigue una trayectoria ascendente... O si acaso ya estancó. Quizá hasta va en retroceso.

¿Creemos en el progreso? ¿Existe un "creemos"?

¿Existo o es sólo una palabra?

Cambio de paradigma, ¿ya vienes?

viernes, 2 de setiembre de 2011

Lalala, el amante








Por primera vez vi el amor en tus ojos. Y no era para mí.








Tus movimientos ahora son intencionados, cada paso que das tiene un motivo y también cuando giras la cabeza a mirar a lo lejos lo haces con un propósito. Tus ojos la buscan en la multitud y sientes que podrías reconocer su silueta, sus cabellos desordenados y su menudez en donde sea. Puedo leer en tu cuerpo el compromiso; ahora me parece como si permanecieras vencido, atado a esas pesadas cadenas que son tus propios sentimientos.








Me partió el alma, pero la verdad es que te le acercaste con cariño. Extendiste la palma hacia su espalda. Ella ni siquiera se dignó a cerrar los ojos para sentir tus dedos curtidos por las cuerdas de la guitarra, tus nudillos firmes haciendo recorrer tu mano por sus homóplatos. Tampoco te miró con devoción cuando estabas en el escenario y hasta se atrevió a salir a fumar cuando le dedicaste la canción acústica.








La besaste en la frente, ¡maldita sea! La besaste en la frente y luego en la boca. En un gesto de cariño, de protección, de eterna ternura, de respeto, de redención... La besaste en la frente y en la boca. Y siempre la envidiaré por eso. Porque a mí nunca me besaste en la frente, ni estiraste tu mano hasta encontrar mis huesos de la espalda. Ni tuviste ganas de cuidarme, ni de respetarme. Y creo que es por esa indiferencia que antes tenías que hasta el día de hoy me duele.








A mí solamente me miras. Las lagunas negras que coronan el eje de tus ojos se clavan en las mías, sé que te gusta la forma almendrada de mi mirada. Si hacemos contacto visual nos entendemos, recordamos que siempre nos hemos amado, nos revolcamos brevemente en la calidez de saber que no estamos solos, que somos dos. Sólo necesito que nos miremos para darme cuenta, para que te des cuenta de lo obvio. Porque es obvio que nuestros túneles fluyen a la misma altura, en la misma dimensión. Y eso no lo había descubierto con nadie, no así, ¡bah!








¿Por qué lo echaste a perder?








Nuestro amor ya sólo vive a través de nuestras visiones que se cruzan, solamente ahí nos encontramos. ¿Será por eso que evitas tanto mi mirada? Si a mí me gusta que te claves en mí, que enganches tu vida en la mía, que nos fusionemos por un instante... Aunque nos separen varios metros, varios años, varias circunstancias.








Yo sé que aún sientes algo y lo tapas con un dedo. Quizá tengas miedo, o tal vez sabes que ya estoy lejos de tu alcance. Igual siempre será cierto que yo nunca me había enamorado como me pasó contigo.








Aunque me de vergüenza, tengo que admitirlo: nunca sentí como sentí contigo.





domingo, 20 de junio de 2010

Sintítulo


Cuando estás ausente, tu figura se dilata hasta el punto de llenar el universo. Pasas al estado fluido, que es el de los fantasmas. Cuando estás presente, tu figura se condensa; alcanzas las concentraciones de los metales más pesados, del iridio, del mercurio. Muero de ese peso, cuando me cae en el corazón.


Fuegos, Marguerite Yourcenar.